Narigón, Naripeta o Alf eran los apodos para Rolando Schiavi en su Lincoln natal, todos vinculados al tamaño de su nariz, para él que lo llamen como quieran menos por su nombre de pila. Su vida como jugador no fue algo que el Flaco se imaginara, sino que debutó en la primera de Rivadavia y el técnico lo llevó a probar a Newell`s.
Schiavi de no haber sido futbolista probablemente habría seguido el oficio de su padre como carnicero, un trabajo que ya practicaba de chico. El mayor recuerdo que le queda de ese empleo, por lo menos físico, es una cicatriz en su mano izquierda que se la hizo pelando huesos, un tajo de seis centímetros.
La familia Schiavi está destinada para jugar al fondo de la cancha, él y sus tres hermanos juegan de defensores (solo uno profesionalmente), su padre era lateral derecho, según el Flaco muy rústico. “Los hijos no teníamos demasiadas alternativas, es una tema genético”, afirma el Narigón sobre el puesto en la cancha.
En Lincoln pasó momentos muy divertidos pero a su vez arriesgados como cuando iba a bailar a otro pueblo cercano y volvía manejando entre dormido y pisando la banquita. Este no fue el único riesgo en un medio de transporte que pasó el Flaco, sino también estuvo a punto de subirse a un avión cuando jugaba en el Gremio de Brasil que terminó estrellándose y murieron todos los tripulantes.
Schiavi también cuenta que de chico era mucho de pelear con los compañeros de colegio y con sus hermanos, cada vez que llegaban quejas a la casa su padre lo castigaba con el cinto. En el fútbol no fue tan distinto el hecho de chocar con rivales, en un partido con Newell`s le dijo “negro de mierda” a Ricardo Gómez de Gimnasia de Jujuy y el INADI lo denunció, tuvo que pedir disculpas públicas.
Cuando arrancó a jugar a los quince años ya era de los más altos, por eso dice que lo ponían de titular en Rivadavia de Lincoln. De no haber pegado el estirón a tiempo el Flaco no habría sido el excelente defensor central que es, haber ganado todo con Boca y vestido la camiseta de la Selección Nacional.
Algunos goles del Flaco (o de Alf):
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